The Rising American Electorate was credited with helping Barack Obama win the presidency in 2008 and his reelection in 2012. Comprised of people of color, women, and young people, this Rising Electorate represents people in constituencies that have been underserved in a political system that increasingly caters to the needs of the wealthy. That the first African-American president received a high level of support among constituencies that have been historically underrepresented may suggest that he was elected by the power of “identity politics.” This narrative ignores the important economic forces driving the voting behavior of the new electorate. An excellent example of the economic forces behind the Rising Electorate’s voting behavior comes from recent Latino history. In the case of Latinos there are major differences in their economic conditions at the time when George W. Bush became president and later in the decade when Barack Obama was elected.
This blog post has also been translated in Spanish.
In 2004 John Kerry made history when he became the first Democrat since Jimmy Carter in 1980 to get less than 60 percent of the Latino vote, according to exit polls.* Kerry’s 19-point victory over George W. Bush tied the narrowest lead ever recorded for a Democrat and suggested that Latinos were finally starting to fulfill Ronald Reagan’s vision of Latinos as a natural conservative constituency. Bush’s “compassionate conservatism” was credited for expanding the Republican tent to include more Latinos in the conservative coalition and likely to end the Democrats’ lock of their support. The Party of Lincoln may have lost the African American vote, but now it was betting on the future: Latinos were in pace to become the largest ethnic minority in the country. Then, 2008 happened.
In 2008 two-thirds of Latinos voted for then- Sen. Barack Obama for President of the United States, the highest percentage for a Democratic Party candidate in more than a decade. Four years later, an even larger share of Latino voters supported his reelection. Latinos were an integral part of the Obama coalition. This coalition highlighted the importance of the Rising American electorate in deciding elections. The GOP’s messaging on immigration usually gets the blame for their diminishing fortunes with Latino voters (including from the GOP itself). This interpretation ignores the strong economic incentives many in the Rising Electorate, Latinos included, to want to change course politically.
A Pew Research Center report on Latino wealth found that the median wealth of Latino households grew steadily during the late 1990s, peaking in 2007 at $23.600. After the Great Recession, the median household wealth has been on the decline. In 2013, the last year available in the report, the median wealth of Latino households was $13,700.
Latinos were not the only victims of the recession that saw a decline in wealth for all Americans. But compared to white non-Hispanic households, Latinos (and African Americans) were hit much harder. Latino households lost 42 percent of their wealth between 2007 and 2013, African Americans 43 percent, and white households 26 percent.
Much of the wealth in America, including Latinos’, is tied to homeownership. Thus, it comes to no surprise that the decline in household wealth was accompanied by a decline in homeownership. Research by the Economic Policy Institute shows that after steady increases in homeownership among Latinos, came a drop after the great recession of 2008.
Since Latinos comprise a major share of the new working class, their economic recovery has been slow. Many have low-paying jobs or lost jobs and the ones they found now pay much less than their previous ones. They have young families with little access to affordable daycare, many lack access to health care, and access to quality schools. It should be no surprise that when their collective economic fortunes worsen, Latinos forcefully rejected messaging that considers government as an unnecessary nuisance and the social safety net as wasteful spending.
Many commentators and political observers are quick to point to the Republican Party’s handling of immigration reform as the cornerstone of an outreach strategy to diversify the party’s demographics. The immigration thesis often ignores the many economic reasons for why many Latinos and other members of the Rising Electorate have abandoned (or simply not joined) the GOP in recent years. This does not mean that immigration does not matter, but its importance is a complicated matter. And the subject of the next post.
* The measuring of the Latino vote in exit polls has been criticized by Latino political scientists and experts of Latino political behavior.
-----------------------------
Ideología: una interpretación económica del voto latino
Al “electorado estadounidense emergente” se le atribuyó haber ayudado a Barack Obama a ganar la presidencia en 2008 y su reelección en 2012. Integrado por gente de color, mujeres y jóvenes, este electorado representa a personas de circunscripciones marginadas en un sistema político que cada vez más se enfoca en las necesidades de los ricos. El hecho de que el primer presidente afroamericano haya recibido un alto nivel de apoyo entre circunscripciones que históricamente han carecido de representación podría sugerir que fue electo como consecuencia del poder de la “política de identidad”. Este relato ignora la importancia de las fuerzas económicas que influyen la conducta política del nuevo electorado. Un excelente ejemplo de las fuerzas económicas que subyacen a la conducta política del electorado emergente proviene de la historia reciente de los latinos. Existía una gran diferencia en la condición económica de los latinos cuando George W. Bush asumió la presidencia en comparación con la situación económica en que Barack Obama fue elegido.
En 2004, John Kerry hizo historia cuando se convirtió en el primer demócrata, después de Jimmy Carter en 1980, en obtener menos del 60 por ciento del voto latino, según encuestas de salida*. La victoria de Kerry de 19 puntos sobre George W. Bush conllevó a la ventaja más estrecha jamás registrada para un demócrata y sugirió que los latinos estaban finalmente empezando pegándose a la visión de Ronald Reagan de ver a los latinos como un grupo electoral conservador por naturaleza. Por otro lado, al “conservadurismo compasivo” de Bush se le atribuyó la expansión del electorado republicano para incluir a más latinos en la coalición conservadora y probablemente finalizar el monopolio de los demócratas sobre el voto latino. Puede que el Partido de Lincoln haya perdido el voto afroamericano, pero ahora estaba apostando al futuro: los latinos estaban camino a convertirse en la minoría étnica más grande del país. Luego ocurrió lo del 2008.
En 2008, dos tercios de los latinos votaron por el entonces senador Barack Obama como presidente de Estados Unidos, el porcentaje más alto para un candidato del partido Demócrata en más de una década. Cuatro años después, una porción aún más grande de votantes latinos apoyó su reelección. Los latinos constituían una parte integral de la coalición de Obama. Esta coalición destacó la importancia del electorado estadounidense emergente en el resultado de las elecciones. Generalmente se culpa a los mensajes sobre inmigració que enarboló el Partido Republicano por su suerte decreciente con los votantes latinos (incluso dentro el mismo partido). Esta interpretación ignora los fuertes incentivos económicos que muchos integrantes del electorado ascendente, incluidos los latinos, tienen para cambiar sus preferencias políticas.
Un informe del Pew Research Center sobre la situación económica de los latinos reveló que la riqueza promedio de los hogares latinos había crecido de forma constante a fines de los años noventa y llegó a su pico en 2007 en $23,600. Después de la Gran Recesión, la riqueza del hogar promedio fue cayendo. En 2013, el último año disponible en el informe, la riqueza promedio de los hogares latinos era de $13,700.
Los latinos no fueron las únicas víctimas de la recesión que tuvo como resultado la disminución de la riqueza de todos los estadounidenses. Sin embargo, en comparación con los hogares blancos no hispanos, los latinos (y afroamericanos) sufrieron un golpe mucho mayor. Los hogares latinos perdieron el 42 por ciento de su riqueza entre 2007 y 2013, los afroamericanos el 43 por ciento y los hogares blancos el 26 por ciento.
Gran parte de la riqueza de Estados Unidos, incluida la de los latinos, está vinculada a la propiedad de la vivienda. Por lo tanto, no resulta sorprendente que la disminución de la riqueza de los hogares fuera acompañada de una disminución en la propiedad de vivendas. Investigaciones del Economic Policy Institute revelan que después de un aumento constante durante años, la propiedad de viviendas entre los latinos cayó después de la Gran Recesión del 2008.
Dado que los latinos constituyen una gran parte de la nueva clase trabajadora, su recuperación económica ha sido lenta. Muchos tienen trabajo con bajos salarios o perdieron el empleo durante la Gran Recesión, y los empleos que encontraron ahora ofrecen sueldos mucho menores que los anteriores. Tienen familias jóvenes con poco acceso a cuidado diurno asequible y muchos carecen de acceso a atención la salud y escuelas de calidad. No debería resultar sorprendente que cuando su fortuna colectiva empeoró, los latinos obligatoriamente rechazaron los mensajes que consideran al gobierno una molestia innecesaria y la red de seguridad social como un gasto innecesario.
Muchos comentaristas y observadores politicos afirman que el manejo por parte del partido Republicano de la reforma de inmigración como la pieza clave de una estrategia de integración para diversificar la demografía del partido. La tesis de la inmigración muchas veces ignora las numerosas razones económicas por las que muchos latinos y otros miembros del electorado emergente han abandonado (o simplemente no se han unido) al Partido Republicano en años recientes. Esto no significa que la inmigración no importa, sino que su importancia es un asunto complicado… y el tema del siguiente artículo.
* La medición del voto latino en sondeos de salida ha sido criticada por científicos políticos latinos y expertos en conducta política latina.